Fascismatismo policial
By Anónimo at febrero 27, 2020
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El pasado domingo
acudí como muchos vecinos de Barcelona y especialmente del barrio de Sant
Andreu, a una manifestación convocada por un colectivo de asociaciones cívicas
y constitucionalistas, en protesta por los más de cien días de cortes de
tráfico en la avenida Meridiana, perpetrados por un puñado de separatistas, que
no llegan al centenar.
Cuando llegué a la
confluencia de esa avenida con el paseo de Fabra y Puig, me llamó la atención
el hecho de que mientras los ultras independentistas campaban a sus anchas, los
ciudadanos que integraban la concentración cívica estaban totalmente rodeados
por agentes antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, dentro de un
perímetro delimitado por una cinta de plástico policial, como si se tratase de
ganado. Además, se había dispuesto un auténtico muro de furgonetas policiales,
que parecía intentaban ocultar a los que estaban pacíficamente concentrados,
ejerciendo un derecho constitucional de manifestación.
Para acceder al
interior del recinto, había que pedir permiso a un policía que te advertía que,
si entrabas allí, seguramente no te dejarían salir. Ante este tipo de
impedimentos, huelga decir que la mayor parte de la gente se quedó fuera del
recinto, para evitar ese secuestro policial. Cuando entré en el recinto solo vi
banderas españolas y catalanas y ningún símbolo ultra, mientras que en la otra
concentración solo se veían banderas de los CDR, y esa negra con un aspa blanca
que significa que resistirán hasta la muerte.
El ambiente era de
indignación por esa injustificada represión policial, más propia de una
dictadura que de un sistema democrático. También me llamó la atención un Mosso
d’ Esquadra, que realizaba minuciosamente fotos de cada uno de los que
estaban dentro del recinto, y también de los que se encontraban fuera de
espectadores. Sin embargo, no vi que se hiciese ninguna foto del grupo de los
CDR, que más tarde agredieron al periodista Xavier Rius, director del diario
digital E-notícies, sin que los “mirones de escuadra” hiciesen nada para
impedirlo.
Cuando llegó la
hora convenida, como cada tarde, la Guardia Urbana cortó el tráfico para que
los ultras separatistas ocupasen los carriles de circulación de vehículos de la
Meridiana. Hemos de recordar que era un domingo por la tarde en plena operación
retorno, en la que las familias con niños pequeños y ancianos desean llegar a
sus domicilios. Entonces al cabo de un buen rato que provocó colas
kilométricas, cuando a los ultras les vino en gana, permitieron la circulación
de los indignados conductores.
El “fascismatismo”
es una patología de la vista que se caracteriza porque el que la padece, ve
fascistas por todas partes menos cuando los tiene delante. El fascismatismo lo
sufren los políticos independentistas, y especialmente el presidente de la
Generalitat Sr. Torra -probablemente sus gafas de culo de sifón tienen alguna
relación con este fenómeno- y también lo padecen los mossos d’Esquadra,
cuando tratan a los ultras como si fueran pacíficos ciudadanos que sólo quieren
cortar la Meridiana cada vez que se les antoja, y a los ciudadanos que
defienden la ley y la libertad de circulación, como si de delincuentes se
tratase.
Sobre el
fascismatismo de los mossos, se ha de decir que son un cuerpo policial
que se ha caracterizado por su colaboración con el independentismo en Cataluña,
y su por su desprecio al mandato constitucional; y esto no lo digo yo, lo han
dicho los fiscales del Tribunal Supremo en sus conclusiones del juicio del procés.
Los mossos han sido desleales con la legalidad constitucional el 6 de
octubre de 1934, cuando se sublevaron contra la República, o amparando con
cobertura policial los referéndums ilegales del 9 de noviembre de 2014 y el del
1 de octubre de 2017; y esto no lo digo yo, lo dice la historia.
Salvando las distancias,
cuando las Cortes de Cádiz crearon la Milicia Nacional, sus uniformes se
caracterizaban por lucir vistosos plumeros en sus tricornios, pero cuando se
volvió a restaurar el absolutismo con Fernando VII, los liberales intentaron
introducirse en la política española, disimulando su ideología progresista. De
esta forma cuando un realista percibía la presencia de un constitucionalista en
las instituciones, empleaba la frase “a usted caballero se le ve el plumero”.
Ahora el fenómeno es totalmente inverso, porque los constitucionalistas nos
queremos librar del separatismo absolutista.
Tengo el
presentimiento de que cuando se celebre un tercer referéndum, los mossos
volverán a darle cobertura legal, como han hecho siempre; pero en estos tiempos
en los que se está sometiendo a juicio en la Audiencia Nacional de Madrid, a la
cúpula de los Mossos d’ Esquadra, creo que por lo menos deberían de disimular
un poco, para que no se les vea el plumero. Plumas que deberían de lucir en sus
gorras y cascos, como tienen los bersaglieri italianos con sus vistosas plumas
de urogallo, claro que aquí las plumas serían de los urogallos del Pallars.
Juan Carlos Segura
Just
Doctor en Derecho
Artículo publicado
en elCatalán.es el 20 de febrero de 2020